martes, 19 de julio de 2011

Una ciudad en medio de un pulmón.


A penas hemos tenido tiempo desde el jueves pasado ni de respirar. El sábado nos tocó conocer a Alvaro. Un hombre tan majo oye. Fue nuestro guía durante el día del sábado. El camino hacía Semuc Champey discurrió sin ningún tipo de impreviso hasta que llegamos hasta Lanquín donde acogimos a un puñado de guiris en nuestra picop. Tras haber pasado ya una semana y haber sentido en nuestra piel las continuas lluvias empezamos a darnos cuenta de cual era el “schedule” (como dice Aurora) del cielo Guatemalteco. Por ello, Alessia tuvo la idea de invertir el orden de visita de la excursión. ¡Sin duda alguna ganamos!

La primera visita era Semuc Champey: el mirador y las pozas. El mirador era bien bonito, ¿si? Bien, bien bonito, solo cuando ya estuvimos en el mismo mirador, ya que la subida fue enormemente empinada no, lo siguiente. Una vez arriba no queríamos hacer otra cosa que bajar para poder disfrutar de lo que veíamos desde ahí arriba creo. Fijaos si teníamos calor y sed que no nos importaban las consecuencias de beber agua “pura” del mismo río Cahabón.




Las pozas son tan bonitas como aparecen en las fotos de las guías,  de Google y de Wikipedia o aún mejor. Puede que sea de los sitios más bonitos que hayamos pisado. Era una auténtica piscina de agua dulce. Pero creo que nos quedaremos con el momento en que Fátima descubrió e inauguró un tobogán natural y se llevó a un par de guiris que venían con nosotras por delante.

Después de comer en 6 minutos y un poco más le tocó el turno a la cueva, el trampolín y surcar el río en flotador, o como dicen aquí, el tubbing. Sin duda, el temita de la cueva no era lo que esperábamos, era mucho mejor. Fue una mezcla entre adrenalina, miedo y las manos de Rogelio. Durante una hora y media caminamos por “las 3 Marias” con la iluminación de una velita que se apagaba con cualquier gota de agua. Bueno, si solo hubiera habido gotas….eran más bien cascadas que nos venían encima a la vez que debíamos subir escaleras, trepar o nadar con una sola mano. Pero no os asustéis, ¡que aquí estamos! La verdad es que fue muy divertido pero solo cuando ya hubimos salido. Pero no contentas con la excursioncita aún tuvimos ganas (algunas) de tirarnos elegantemente al río desde un columpio y dejarnos arrastrar por la corriente del Cahabon un poco más de la cuenta, algo en lo que Nuria tiene mucha experiencia. Y basta por hoy! Basta, porque al día siguiente no pudimos a penas movernos de las agujetas que teníamos. Aunque la verdad es que tampoco tuvimos la oportunidad de movernos demasiado vaya. La visita a las cuevas candelaria no fueron lo que esperábamos, ni el chofer o el guía o lo que fuese ni muchos menos el precio que habíamos pagado por la del domingo. Teniendo en cuenta las expectativas tan altas del día anterior es normal que estuviéramos más desilusionadas. Rogelio, Alvaro, Semuc Champey y las 3 Marias se habían portado demasiado bien con nosotras. Y viva Doña Yema también, ya de paso.

(FIN)

-Chema, ¿por donde puedo coger un el autobús?

-Obviamente, ¡por el tubo de escape!!!!!




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